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El cannabis como solución para regenerar y limpiar los suelos contaminados

El cannabis como solución para regenerar y limpiar los suelos contaminados
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Cada vez es más evidente que el cannabis cuenta con propiedades muy beneficiosas para la salud. Sin embargo, no solo ayuda a las personas, sino también es un buen aliado para recuperar el bienestar de la tierra. Así lo están demostrando agricultores de los campos de Taranto, en la región italiana de Apulia, quienes tras ver cómo una toxina presente en los pastos acababa con su rebaño de ovejas han decidido utilizar el cáñamo para devolver la riqueza a los terrenos sobre los que plantaban.

El problema comenzó en 2008, cuando se detectó dioxina en los animales, una sustancia altamente tóxica que se libera en la atmósfera por la actividad de grandes industrias y que después vuelve a caer a la tierra para ser absorbida por la superficie del terreno. Y que puede afectar de manera grave a la salud humana, provocando desde problemas de reproducción y desarrollo hasta afectar al sistema inmunitario y causar cáncer. En aquel momento, y ante el peligro de salud pública, el Gobierno les forzó a sacrificar sus ovejas y así acabar con su principal modo de vida.

La razón de esta contaminación se debe a la planta de acero Ilva, una de las más grandes de Europa. Fundada en 1905, la fábrica ha causado un gran impacto medioambiental en la zona de Taranto, hasta tal punto que ha llegado a contaminar los suelos con sus desechos. Los agricultores, lejos de rendirse, decidieron utilizar un método un tanto particular para recuperar sus tierras y volver a pastorear en la zona. El primero en llevarlo a cabo fue el campesino Vincenzo Fornaro, que en su día había llegado a contar 600 ovejas en su extensa granja, hoy vacía tras el desastre.

Para ello, Fornaro llenó sus extensas hectáreas de cáñamo industrial, cannabis con niveles de THC muy bajos y que es considerado legal para su cultivo. Así, puso en marcha el proceso de fitorremediación, un término acuñado por el doctor Ilya Raskin del Centro de Biotecnología de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey). Dicho proceso es capaz usar especies vegetales para descontaminar los suelos, depurar las aguas residuales o incluso limpiar el aire en espacios interiores. En concreto, con el cultivo del ‘Cannabis sativa’ Fornaro consiguió que los contaminantes fueran absorbidos por las raíces de la planta, que almacenan y, en algunos casos, transforman las toxinas en sustancias inocuas.

De esta manera, poco a poco, Fornaro ha vuelto a recuperar la riqueza de sus suelos y cree que en el cáñamo está, sin ninguna duda, el futuro de su granja, alejándose de todos los prejuicios de quienes le miran un tanto raro por plantar cannabis en sus tierras. Contra esos recelos también lucha la asociación CanaPuglia, que desde 2011 defiende en la zona el cultivo del ‘Cannabis sativa’ para descontaminar los suelos de las granjas afectadas por la fábrica de acero.Gracias a ella, unos 100 agricultores y ganaderos que vivían cerca de la factoría no han tenido que desplazarse para poder continuar con su labor.

Los buenos resultados de la recuperación de tierras en Chernóbil

Sin embargo, no es la primera vez que este proceso se realiza con éxito para descontaminar terrenos de cultivo. En los años 90, tras el desastre nuclear de Chernóbil, se utilizó cáñamo junto a otras plantas, como los girasoles o las gramíneas, para limpiar los suelos de los metales contaminantes de las zonas cercanas a la central nuclear. En concreto, en 1998, los laboratorios Phytotech, junto con productores y el Instituto de Ucrania de Cultivos de Fibras, tomaron la decisión de plantar cáñamo industrial con el propósito de eliminar estroncio y cesio radiactivo, muy tóxicos incluso en cantidades mínimas.

“El cáñamo ha demostrado ser una de las mejores plantas de fitorremediación que hemos encontrado”, sentenció Slavik Dushenkov, un científico de investigación de los laboratorios Phytotech, tras verificar los excelentes resultados en las zonas afectadas por una de las mayores catástrofes nucleares de la historia.

Además de en Ucrania, gran parte de las tierras de la vecina Bielorrusia se vieron afectadas por la explosión nuclear. Así científicos bielorrusos y las autoridades del lugar también aconsejaron el uso del cáñamo como descontaminante. Sus investigaciones certificaron que no solo contaba con las ventajas de las plantas destinadas a la fitorremediación, sino que también podía ser utilizado para generar biocombustible y reducir con su uso el volumen total de CO2 que se emite a la atmósfera.

Una nueva oportunidad tras el desastre de Fukushima

En 2011 el pánico contra la energía nuclear volvió a intensificarse con el accidente en la central de Fukushima, que constituyó uno de los mayores desastres medioambientales de la historia más reciente. Como consecuencia, kilómetros y kilómetros de cultivos quedaron dañados por la incidencia de compuestos radiactivos. Tanto es así que incluso se asegura que la radiación de Fukushima ha traspasado el océano Pacífico y podría llegar a la costa oeste de Estados Unidos.

A pesar de los buenos resultados del cannabis en su función de limpieza de suelos, en Japón todavía no se ha aprobado ninguna medida para facilitar su plantación para recuperar las extensiones de tierra perjudicadas. Al contrario, el país es muy estricto con el uso de esta planta. Según la Ley de Control de Cannabis promulgada en 1948, es ilegal poseer y cultivar marihuana; el castigo por cualquier de las dos cuestiones es una pena de varios años de cárcel. Incluso se prohíbe claramente el cannabis para fines medicinales. Algunas granjas aún cuentan con permiso para su cultivo industrial por motivos tradicionales; sin embargo, son minoritarias.

No siempre fue así en el país nipón. Antes de la Ley de Control de Cannabis, el cáñamo se cultivaba ampliamente en Japón para confeccionar telas y para rituales en ceremonias imperiales. Recuperar la tradición y extender los cultivos no solo aportaría al país una industria creciente, sino que también le permitiría renovar las tierras que se han visto perjudicadas por el desastre de Fukushima.

Otro objetivo: acabar con el cadmio en las tierras de cultivo

En los últimos años se ha advertido un aumento de contaminación de cadmio en los suelos agrícolas. Consumir alimentos con exceso de cadmio puede provocar importantes problemas de salud, como deformaciones en las articulaciones y huesos, enfermedades respiratorias, anemias e insuficiencia renal. Y una vez más, la clave para eliminarlo de nuestra dieta está en el cáñamo.

Según un estudio elaborado por científicos de dos universidades chinas en 2011, la mayoría de las variedades del cáñamo industrial destacan por su alta capacidad de absorber y acumular grandes cantidades de cadmio en el suelo sin perjuicio de la propia planta. Esto permitiría que, con un control de cultivo, se pudieran aprovechar zonas para el crecimiento de productos que antes no eran aptas y sin que se perjudique la salud de los consumidores.

Asimismo, estas investigaciones destacan los múltiples usos de las variedades del ‘Cannabis sativa’, por lo que si no fuera apta para el consumo directo podría utilizarse para la elaboración de fibras para ropas, para papel, etanol o incluso materiales de bioconstrucción, obteniéndose un importante beneficio económico en la comercialización de sus fibras.

Una solución para el progreso en los países del Tercer Mundo

Debido a estas propiedades, el cultivo del cáñamo también podría ser un buen método de subsistencia para países empobrecidos, especialmente del África subsahariana y de zonas de Asia. El cannabis tiene la capacidad de crecer en suelos agotados y sin apenas nutrientes. Su potente sistema radicular puede romper el suelo compactado, proporcionando aireación y porosidad, pero estabilizando el terreno con firmeza, lo que ayuda a controlar la erosión.

Son muchos los que piensan que el cultivo de cáñamo industrial en zonas estratégicas debería ser una decisión primordial de cualquier Gobierno, a modo de cultivo de rotación para evitar parásitos y no utilizar pesticidas ni disolventes innecesarios. De alguna forma, el cáñamo estabiliza la zona y actúa como un filtro al descomponer la materia contaminante después de absorberla. Así lo certificó un estudio elaborado por el Instituto Polaco de Fibras Naturales en 1995 al asegurar que el cáñamo podría soportar altos niveles de metales pesados sin afectar al crecimiento de la planta, su cosecha o la calidad de la fibra.

Además, estas plantaciones son capaces de reponer los nutrientes necesarios en solo un año de su cultivo. De este modo, su crecimiento en tierras inertes aporta nuevas propiedades al sustrato y lo hace apto para el cultivo de cualquier tipo de vegetal. Esto podría convertirse en una oportunidad para aprovechar ciertas zonas y así potenciar la economía local y el autoabastecimiento de los lugares más empobrecidos. Sin ninguna duda, el ‘Cannabis sativa’ nos sorprende cada día con sus múltiples propiedades, hasta tal punto que es capaz de dar vida donde hasta el momento no existía.

Fuente Dinafem.org

Fuente: Noticias

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